martes, 23 de abril de 2013

Política y telefonía


Dado que GeneSys está (como ya comenté) en los terrenos de lo que fuera un gigantesco complejo religioso, no sólo los edificios nos recuerdan el pasado. Gran parte del personal administrativo viene de los días del predicador Roberts (llamado cariñosamente R.R. por sus feligreses, que a su vez eran llamados, en traducción libre, "viles e impíos pecadores indignos de recoger las migajas que caen de la cena del Señor" por el simpático R.R., pero esa es otra historia). Una de las capillitas sigue en uso para servicios religiosos, ahora en minoría, y el Departamento de Matemáticas ayudó a diseñar un horario que permite el máximo número de servicios al día con la mínima pérdida posible de horas de trabajo del personal. La cosa funciona realmente bien y todo el mundo está contento, o casi. Algunos de los empleados ven con disgusto la presencia de GeneSys en los terrenos de lo que fuera su iglesia y, aunque no han dimitido, demuestran su enfado de maneras a veces algo raras. Por ejemplo, Loralee, de Contabilidad. Este es su mensaje de contestador, precedido por las primeras notas de "Oh Señor, más cerca de ti": 
"Hola, soy Loralee. En estos momentos no puedo atenderte. Deja tu número y te llamaré lo antes posible. Quiero que sepas que siempre estarás en mis pensamientos y oraciones y que no importa lo que hayas hecho en la vida, Jesús está siempre dispuesto a acogerte. Bendito seas, y recuerda, una bendición puede ayudar a alguien a que su día sea más llevadero.
Después de esto suelo colgar con un vago sentimiento de culpa.
Loralee no es un ejemplo aislado, y ni siquiera es el peor. La tasa de accidentes laborales en GeneSys deja chiquita a la del USS Enterprise. Las instalaciones han sido diseñadas por alguien con más imaginación que conocimiento.  Las campanas de gases, por ejemplo, ventilan unas en otras. Lo racional sería arreglarlo, ¿no? Bueno, pues lo que han hecho es instalar un nuevo modelo de detector (inventado aquí) para avisar de la presencia de cancerígenos, mutágenos, policíclicos aromáticos y otros simpáticos compuestos en el aire, y que así podamos evacuar la sala afectada. Salvo que mi ruta de evacuación pasa por una parte del sótano donde los del Laboratorio de Hiperdesarrollo guardan los bidones de residuo orgánico de sus experimentos, que no pueden tirar a ningún lado porque ningún gestor del universo sabe qué hacer con ellos. La última vez que pasé por allí juro que uno de los bidones se movió un poquito.
Conviene dejar claro que GeneSys tiene una política de prioridades muy clara: primero, la ciencia. Luego, la seguridad. Qué horror, diréis. Pues eso pensé yo al principio, pero ahora pienso que según. Porque gracias a algunas de las ideas y productos de GeneSys se han evitado un par de incidentes muy, muy feos que hubieran tenido consecuencias muy graves para la población de como mínimo todo el Medio Oeste de Estados Unidos. 


La contrapartida es que gracias esta política bastante, um, directa, en GeneSys hemos vivido muchos momentos que probablemente incluso un Terminator consideraría algo estresantes. La invasión de palomas fue uno de ellos, la toma de las instalaciones sanitarias por un extraño moco rosa fue otro. No te aburres aquí. Supongo que la gente como Loralee tampoco se aburre porque ven mucho más cerca el Juicio Final, o algo así.

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